miércoles, 2 de julio de 2008

la vida de Federico Nietzsche

Federico Nietzsche

(1844-1900). Filósofo, poeta y filólogo alemán, cuyo pensamiento es considerado como uno de los más radicales, ricos y sugerentes del siglo XX.
Nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken, Prusia. Murió en Weimar el 25 de agosto de 1900. Además de la influencia de la cultura helénica, en particular de las filosofías de Sócrates, Platón y Aristóteles, Nietzsche estuvo influenciado por el filósofo alemán Arthur Schopenhauer, por la teoría de la evolución y por su amistad con el compositor alemán Richard Wagner. Nihilista, intempestivo y genial, la obra de este visionario mantiene aún en tensión el pensamiento de nuestros días. Fue el filósofo de la vida, capaz de exprimir la historia de Europa para extraer de ella unas gotas en las que demostrar hasta qué punto su apasionada persecución de la verdad le llevaba a renegar de la verdad.

Que es el superhombre segun zaratustra

El superhombre es el ser al q aspira llegar Nieztche, al vencer la religion y la antigua moral; en asi hablo zaratustra el describe como este deberia ser un gran lider q no sea sensible y que mande sobre el rebaño de ovejas, pero q sera alcanzado y como para él el tiempo es ciclico volvera a inicar otro superhombre cada vez mas desligado de lo que conocemos como virtuoso ya q el lo ve como algo debil, y lo verdadero virtouso es la fuerza el poder y el liderazgo.

EN QUE PENSABA NIETZSCHE

LA VOLUNTAD DE PODER



“En todos los lugares donde encontré seres vivos encontré voluntad de poder, e incluso en la voluntad del que sirve encontré voluntad de señor”. (op. cit.). “Muchas cosas tiene el viviente en más alto aprecio que la vida misma; pero, en el apreciar mismo, habla ¡la voluntad de poder!”. (op. cit.)

Tal como hemos visto antes, donde hay vida y donde hay mundo hay voluntad de poder, hay fuerzas positivas y negativas, activas y reactivas. La voluntad de poder no es, entonces, el deseo o la búsqueda del poder, sino la fuente y la raíz de todas las cosas, el origen de las fuerzas primitivas que nos impulsan a querer la nada o a aumentar el querer activo y la afirmación. Por debajo del mundo o de la conciencia podernos encontrar una realidad polimorfa e irreductible, un juego de fuerzas que ya valoran, forman e interpretan. En realidad, no hay ni un en sí ni una sustancia de las cosas, sino fuerzas; no hay un yo, sino pluralidad de instintos y de pulsiones. “Así tampoco es la conciencia, en ningún sentido decisivo, antitética de lo instintivo, la mayor parte del pensar consciente de un filósofo está guiada de modo secreto por sus instintos y es forzada por éstos a discurrir por determinados carriles”. (Más allá del bien y del mal).

Con la muerte de Dios el hombre se permite instalarse en la realidad, no de un modo preestablecido a base de las viejas categorías de la razón, sino en el vivir sencillo de hombres que son finitos y que se ven impelidos a crear el mundo como niños que juegan. La voluntad de poder significa, entonces, reconocer la naturaleza desnuda del devenir sin las falsificaciones sobrenaturales, reconocer el carácter abierto del tiempo sin las justificaciones escatológicas de la metafísica.

Como vemos, Nietzsche ha renunciado a la razón metafísica y a la redención cristiana. El superhombre ya parte de la necesidad de instalarse en el devenir, a la intemperie, en el chorro mismo del tiempo sin las defensas de la metafísica ni de la teología, vivir sin la necesidad de tener que echarse a descansar ni en las ideas ni en los valores de ninguno de los transmundanos. No es sólo la voluntad de existir, sino algo más radical, lo que está por debajo de todo lenguaje, de toda apreciación, por debajo del vivir y del pensar haciéndolos posibles. En definitiva, la voluntad de poder es la necesidad de afirmarse en la tierra y de potenciar la vida hasta el máximo, de asumir la libertad y el tiempo sin poder fabular de nuevo sobre ellos con esas teorías metafísicas que adoraban la Verdad. “Se hallan muy lejos de ser espíritus libres: pues creen todavía en la verdad” (Genealogía de la moral). “La verdad es aquella clase de error sin el cual no puede vivir un ser viviente de una determinada especie. El valor para la vida es lo que decide en último término” (Voluntad de dominio).

Evidentemente, la voluntad de poder no tiene nada que ver con la voluntad de los psicólogos, sino que es la crítica de la razón y de la dialéctica, la crítica de las esencias y de las leyes naturales. Hasta ahora la conciencia ha impuesto sus gustos decrépitos. ha actuado con verdadera crueldad renunciando a las apariencias y a las superficies de la realidad. De lo que se trata a partir de ahora es ver la realidad desde dentro. con sus cualidades de cambio, devenir, multiplicidad, contraste, contradicción y guerra. “Concebir este mundo no como una ilusión, una apariencia. Una representación (en el sentido de Berkeley y Schopenhauer), sino como algo dotado de idéntico grado de realidad que el poseído por nuestros afectos (...), como una especie de vida instintiva en la que todas las funciones orgánicas, la autorregulación, la asimilación, la alimentación, la secreción, el metabolismo, permanecen aún sintéticamente ligadas entre sí como una forma previa de la vida (...) El mundo visto desde dentro, el mundo definido y designado en su carácter inteligible, sería voluntad de poder y nada más que eso”. (Más allá del bien y del mal).